El hombre Moisés y la religión monoteísta. (Tres ensayos) by Sigmund Freud

autor:Sigmund Freud
La lengua: spa
Format: epub
editor: Akal, S. A.
publicado: 2015-03-25T00:00:00+00:00

Ahora bien, para el fenómeno de la latencia en la historia de la religión judía que nos ocupa se nos ofrece la explicación de que en realidad las circunstancias de hecho y los contenidos deliberadamente negados por la historiografía por así decir oficial jamás se perdieron. Su conocimiento pervivió en tradiciones conservadas por el pueblo. Según asegura Sellin, incluso sobre el final de Moisés existía una tradición que contradecía rotundamente la versión oficial y se acercaba mucho más a la verdad. Lo mismo, podemos suponer, sucedió también con otras cosas aparentemente liquidadas al mismo tiempo que Moisés, con no pocos contenidos de la religión mosaica inaceptables para la mayoría de los contemporáneos de Moisés.

Pero el hecho notable con que aquí nos topamos es que estas tradiciones, en lugar de debilitarse con el tiempo, se volvieron cada vez más poderosas en el curso de los siglos, se introdujeron en las elaboraciones posteriores de la crónica oficial y acabaron por mostrar fuerza suficiente para influir decisivamente sobre el pensamiento y la actividad del pueblo. No obstante, qué condiciones posibilitaron este desenlace, eso escapa a nuestro conocimiento.

Este hecho es tan notable que nos sentimos justificados para tomarlo una vez más en consideración. En él se encierra nuestro problema. El pueblo judío había abandonado la religión de Atón traída por Moisés y se dedicó a la adoración de otro dios que difería poco de los baalim [19] de los pueblos vecinos. Todos los esfuerzos de las tendencias posteriores no consiguieron velar este vergonzante estado de cosas. Pero la religión mosaica no había desaparecido sin dejar rastro, se había conservado una especie de recuerdo de ella, una tradición tal vez oscurecida y distorsionada. Y esta tradición de un gran pasado fue la que siguió actuando por así decir desde el trasfondo, fue paulatinamente adquiriendo cada vez más poder sobre los espíritus, y finalmente consiguió transformar al dios Yahvé en el dios mosaico y volvió a despertar a la vida la religión de Moisés, instituida muchos siglos antes y luego abandonada. Que una tradición desaparecida ejerciera tan poderoso efecto sobre la vida anímica de un pueblo no nos es una representación familiar. Nos encontramos aquí en un campo de la psicología de las masas en la que no nos sentimos cómodos. Buscamos analogías, hechos de naturaleza por lo menos similar, aunque en otros terrenos. Creemos poder hallarlos.

En los tiempos en que se preparaba entre los judíos el retorno de la religión mosaica, el pueblo griego se hallaba en posesión de un acervo sobremanera rico de leyendas genealógicas y mitos heroicos. En los siglos ix y viii nacieron, se cree, las dos epopeyas homéricas [20], que tomaron su asunto de este círculo de leyendas. Con nuestros actuales conocimientos psicológicos podría haberse planteado, mucho antes de Schliemann [21] y Evans [22], la pregunta: ¿de dónde tomaron los griegos todo el material legendario elaborado en sus obras maestras por Homero y los grandes dramaturgos áticos? La respuesta habría debido ser: en su prehistoria, este pueblo vivió una época de

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